La falsa imagen de las drogas
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Después del éxtasis, me metía heroína para atenuar la bajada. Así es como me enganché.
Sandra, toxicómana(1)
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La «buena» imagen de ciertas drogas proviene casi siempre de los medios de comunicación. Según ellos, cuando aparece una nueva sustancia, nunca es del todo «mala». Entonces surgen los estragos. Los medios de comunicación relatan entonces algunas de sus consecuencias. Pero el mal ya está hecho: la idea de que tal droga «no hace nada en absoluto» ya ha penetrado en la sociedad (a tal grado que en Suiza, se tuvo que esperar 8 años para poder arrancar una primera campaña de prevención sobre los peligros del éxtasis...)
Veamos un ejemplo típico: el hachís está considerado como una droga «inofensiva». Los experimentos demuestran entre otras cosas que:
las percepciones y la agilidad mental se reducen (hasta tal punto que los pilotos de avión no lograrán realizar un aterrizaje en un simulador después de haber fumado un «porro» que contiene 20 mg de THC);(8)
rastros de THC (principio activo del «hachís») permanecen en el cuerpo durante meses (por el contrario, el alcohol desaparece en 6 horas);(8)
el cannabis y el THC que contiene modifican el patrimonio genético del hombre y dañan el feto (efecto nocivo que pone en peligro a las generaciones futuras).(9)
Y la lista no se detiene ahí, lamentablemente. Pero, aparte de los especialistas en la materia, ¿Quién conoce estos hechos? Muy poca gente. Para la mayoría, el hachís no es «más peligroso que un cigarrillo»...