La mentira del éxtasis químico
3,4-Metilenedioximetanfetamina, un nombre horrible para una invención horrible. Fueron unos químicos alemanes los que crearon este estimulante y alucinógeno.(2)
En 1914, desde los primeros ensayos de este producto (utilizado como «supresor del apetito»), aparecen las malas sorpresas: nefastos efectos secundarios. Hasta tal punto que el fabricante paraliza su producción. Y relega el MDMA al olvido.
Pero en 1981, unos «listillos» resucitan el MDMA. En seguida, promovido por el nacimiento del movimiento techno(2) se convierte en la droga de moda. Una droga que actúa sobre el cerebro y permite por así decirlo sobrepasarse, no sentir más el cuerpo, y ver el mundo de otra manera.
Afirman que estos comprimidos amplifican las sensaciones al tocarse o al acariciarse... Que es la droga de la sexualidad y de la sensualidad... Que ayuda a entrar en contacto con los demás... Un nombre más comercial se impone: de ahora en adelante, el MDMA se llamará «éxtasis», o «píldora del amor».
La historia de las drogas está llena de mentiras. Esas falsas promesas ya han llevado a demasiada gente a la pérdida de su propia estima, a la drogadicción y a los dramas que la acompañan. La historia del éxtasis no es diferente...
Los estudios muestran que el MDMA no tiene en sí ninguna influencia sobre la potencia del deseo, ni sobre la intensidad del placer. El verdadero éxtasis no tiene nada que ver con las drogas. Además, la «píldora del amor» no hace honor a su nombre:
Uno toma éxtasis para sí mismo, no para lograr el amor de su vida, ni para ser más sociable con los demás;
Solamente el 7% de los jóvenes piensa que el éxtasis «mejora su vida sexual». (La encuesta revela además que ese es el efecto menos buscado).(2)